Finca El Azahar in Elle Gourmet

FATIMA OF BURNAY. WITH OCTOBER JACKET. BLUE TOP. PANTS BY MAISON HOTEL AND ESPADRILLES BY CASTAÑER. PHOTO: PABLO SARABIA

NATHALIE AND THOMAS TRAFFORD, MOTHER AND SON, RECEIVE THE VISIT OF THE ARTIST FATIMA DE BURNAY AND THE WRITER RAY LORIGA AT THE ESTATE. A PLEASANT SUMMER MEAL AMONG FRIENDS IN THE EXTREME COUNTRYSIDE

BY ALEJANDRO LE LÁÑOS. PHOTOS: PABLO SARABIA. DIRECTIONS: SYLVIA MAN

Nathalie Trafford, in the kitchen, wearing a Pomandére shirt, Blauer pants, Birkenstock sandals and Hermés bracelets. A corner of the main dining room, decorated by Fátima de Burnay. Entrance sign to the farm.

In El Azahar (fincaelazahar.com) there are always guests, a coming and going of friends and guests who discover in this small rural accommodation, in the middle of the imposing Serrezuela mountain range and a few kilometers from the town of Trujillo (Extremadura), the place perfect to disconnect and indulge in slow life. Here, time seems to stop. The revolutions drop and the sound of birds, the splashing in the pool or the slight movement of the leaves on the trees become the best travel companions. "We came here with the idea of finding a place, in the middle of nature, in which to launch an artist residency," says film producer Nathalie Trafford, soul and architect of this unique proposal. They found the answer in the Extremadura countryside. El Azahar was the first property they visited and, almost as if they had fallen in love, they decided to stay there. «There was no need for anything else, we immediately realized that this was the place. Our experience with this farm was love at first sight,” she says, still excited. This house with only five rooms, spacious, bright and full of details, has ended up becoming a life project for this family who abandoned the noise and frenetic pace of the city to enter the countryside. «During the pandemic, which we were lucky enough to experience here, we realized that this was our place. It was an experience that we lived with great intensity and it changed our perspective and priorities," he comments. His son, Thomas Trafford, has joined this careful family adventure, who, after studying Art History and Philosophy and living in cities like Berlin or Washington, decided to make a stop and devote himself fully to his agricultural aspect. «My idea was to dedicate myself to the world of culture, but since I was a child I had a very recurring dream. I imagined myself on a small piece of land, cultivating my own garden, like a kind of hermit. And here I am," he explains with a laugh.

El sueño se hizo realidad y este veinteañero, lleno de inquietudes por el devenir del planeta, desarrolla para la finca un apasionante proyecto basado en la agricultura regenerativa. «Llevo bastante tiempo investigando soluciones para ayudar a mitigar el cambio climático, diseñando y poniendo en marcha el huerto. Mi idea es la de mejorar la tierra y volver a lo de antes, trabajar con la diversidad de plantas y añadir, poco a poco, animales», afirma. Con la llegada del buen tiempo, la vida en El Azahar sucede en el exterior, en un inmenso jardín lleno de diferentes especies de árboles y cientos de tipos de flores por el que las gallinas corretean a sus anchas. Sin embargo, cuando uno entra en la casa, siente recogimiento. El interiorismo, firmado por la artista y buena amiga de la familia Fátima de Burnay, conserva los elementos arquitectónicos originales, como los suelos hidráulicos y los muros de piedra. El mobiliario, los elementos ornamentales y una infinidad de detalles completan una serena y sofisticada decoración. «La casa ya tenía mucha personalidad y queríamos recuperar la esencia del típico lagar extremeño. Muchas de las piezas las hemos encontrado rebuscando en tiendas de Madrid, como Olofane, en mercadillos de antigüedades de la zona o en viajes fuera de España, y hablando con artesanos portugueses», detalla De Burnay. La gastronomía, aquí, es relajada y sin pretensiones. «Todo lo que comemos sale de nuestro huerto y de productores locales. A los huéspedes les preparamos lo mismo que cocinaríamos en casa para nuestros invitados», cuenta Nathalie, mientras elabora algunas de las recetas que tomarán durante el almuerzo entre amigos que ha organizado. Thomas, el pequeño de la familia, ya trabaja en la idea de que El Azahar pueda sostenerse por sí mismo. Por el momento, lo que no tienen dentro lo buscan fuera. Eso sí, a pocos kilómetros: «Las carnes las conseguimos en una finca regenerativa muy cercana, los quesos son de pequeños productores ecológicos de las cercanías y el embutido es extremeño. Somos muy fieles a la corriente km 0 y al respeto por el producto local», recalca el propio Thomas, que ya comienza a dar forma a un plan vinícola, de futuro, en sus viñedos. 

Para el divertido almuerzo veraniego de hoy a la sombra de la higuera, colocan vajillas antiguas, artesanías de la zona, relajadas mantelerías de lino, vasos y copas de diferentes tamaños y flores recogidas del campo. «La mesa, aquí, se viste con mucho relax y los menús de verano son muy sencillos», dice Nathalie mientras dispone algunos de los platos. La comida comienza con una refrescante sopa con yogur y hierbas del huerto, unas apetecibles alcachofas y una tarta de acelgas con piñones y queso feta. «Como plato principal tomaremos unas albóndigas inspiradas en una receta griega, con carne de ternera, cebolla, piñones y menta. Se comen frías y las acompañamos con una ensalada de remolacha y perifollo», comenta. De broche final habrá un original postre de inspiración libanesa, con leche de almendras, harina de arroz, azahar y fresas. «En Francia lo llamamos blanc-manger y es superfresco y ligero, ideal para la temporada estival». El Azahar podría convertirse en un escenario de novela. Una de Ray Loriga, por ejemplo. El escritor madrileño encuentra aquí refugio e inspiración para sus relatos: «Es perfecto para pensar», sostiene. Luego, mientras toma asiento en la mesa, añade: «Para pensar, escribir y, más tarde, corregir. Es aquí donde, últimamente, hago todo». La finca se ha hecho un hueco entre sus lugares favoritos para trabajar y, de hecho, aquí comenzó y terminó su último libro, Cualquier verano es un final (Alfaguara) y también aquí está dando forma a su próxima novela. A comienzos del año que viene, El Azahar recibirá la visita de pintores, escritores, cineastas y filósofos, que desarrollarán sus proyectos en esta residencia de artistas en mitad del silencioso campo extremeño. La historia continúa.

«La gastronomía en El Azahar es relajada y sin pretensiones, todo lo que comemos sale de nuestro huerto o de productores locales. A los huéspedes les damos lo mismo que cocinaríamos en casa»

At Finca El Azahar, former Finca Santa Marta, we have welcomed travelers from all over the world who are passionate about ornithology for more than twenty years. The Finca has a strategic position on the migratory routes for bird watching and photography.
We can hire you an ornithological guide upon request.

At Finca El Azahar you can see a multitude of stars throughout the year. Thanks to its absence of light and cloud pollution, Extremadura is an astronomy paradise. We can hire you an astronomical guide upon request.
Finca El Azahar offers its clients the opportunity to get their hands dirty in the soil and manipulate horticultural plants with our garden manager. Classes are intended for people of all ages in private or group sessions. Short introduction of what permaculture means and its importance as a solution to mitigate climate change, plant vegetables, flowers, sow planting beds, fertilize the soil and harvest. Price: €15/person, one hour and a half of class. In groups of 6 or more people: €10/person. Season: spring and autumn.
The great landscape wealth around Finca El Azahar offers routes to explore on foot or by bicycle. At Finca El Azahar we offer a bicycle rental service, at a cost of €15/day.